Hola, mi nombre es Eduardo y soy carpintero artesano.
Antes de llegar a dedicarme a la carpintería, que es mi vocación encontrada, mi vida laboral y personal ha estado llena de búsqueda, la búsqueda de la profesión con la que sentirme pleno y útil.
Dado que no finalicé mis estudios me encontré que no tenía ninguna profesión definida, me puse a estudiar oposiciones y a trabajar a media jornada en una fábrica, donde tuve mi primer contacto con el trabajo de la madera. Pasado un tiempo me di cuenta de que no era para mí, había sido mi entorno el que me había hecho inclinarme hacia una oposición por aquello de tener un trabajo fijo para “toda la vida”, suena mas como una penitencia que como una profesión.
En ese momento inicié mi camino en el desarrollo personal. Cuando dejé atrás esa idea me lancé al mundo de las ventas, siguiendo la tradición familiar, más tarde llegó el momento de hacerme cargo del negocio familiar y retomé mis estudios universitarios. Parecía que esta iba a ser mi “oposición” pero llegó el momento en el que tuve que decidir si seguir o no y la respuesta fue «NO».
Retomé mi “carrera” en ventas como camino para llegar a un puesto de responsabilidad más cercano a la gestión de la empresa que a las ventas. Esto me llevó a vender telefonía, lámparas, enciclopedias, consultoría, protección de datos, etc. Paralelamente seguía trabajando en mi desarrollo personal, esto me llevó a centrarme en encontrar un trabajo que colmara mis inquietudes y así fue. Conseguí entrar a trabajar en una empresa internacional dirigiendo el departamento comercial y siendo parte del consejo de dirección.
Ahora sí que sí, ya había llegado, puesto de responsabilidad, viajes internacionales, buen sueldo, buen coche, reconocimiento social, etc. Una vez pasado el primer año, me empezó a costar encontrar la motivación para levantarme por las mañanas y llegó mi golpe de suerte, aunque en ese momento no lo viví así, y me despidieron.
Una vez pasada la primera impresión me decidí a encontrar un trabajo sustituto con las mismas condiciones o similares, pasado el tiempo vi que no había manera de conseguirlo, entonces mi coach profesional me dijo “y porque no buscas lo que realmente te gusta hacer, aquello con lo que disfrutas” automáticamente la respuesta fue LA CARPINTERÍA.
Esa misma semana ya estaba acudiendo a una escuela de carpintería para completar mis conocimientos de tantos años haciendo muebles para mi casa.
Hace justo un año dejé la escuela y comencé a desarrollar PROYECTO DMDR.
A veces me pregunto si no hubiera sido más fácil haber encontrado mi vocación desde un principio, pero entonces me habría perdido todas las experiencias que he vivido y que me han llevado a convertirme en quien soy.
Eduardo Cuevas