Se está acabando el año y es momento de recapitular y observar el trabajo realizado. Este ha sido el primer año completo oficial de Proyecto DMDR.
Cuando empecé con este proyecto me veía tranquilo, en mi taller haciendo pequeñas creaciones para vender online y trabajos de transformación y restauración de muebles, pero la realidad me ha ido llevando por otros caminos.
Me han ido saliendo proyecto que no habría imaginado que llegaría a hacer, proyectos de carpintería como, hacer una isla de cocina, instalar tarima en una escalera, cambiar puerta, hacer armarios empotrados, etc.
Al principio sentía rechazo hacia este tipo de trabajos, porque me “desviaban” de mi idea inicial, pero poco a poco me he ido dando cuenta de que cuando lanzas un proyecto, es el mercado/clientes los que te van marcando el camino, los que van perfilando el proyecto.
Recuerdo un comentario que le hizo un juez de Operación Triunfo a un aspirante cuando le pidió que cantara una canción de un estilo diferente al suyo, este le dijo que el solo cantaba su estilo a lo que el juez le respondió que así nunca llegaría a triunfar, que cuando uno empieza debe estar abierto a experimentar y a aprender y que con el tiempo y la experiencia se puede ir formando una carrera con el estilo deseado.
Sé que esto suena muy pragmático y poco idílico pero pienso que gran parte del éxito de un proyecto es estar dispuesto a aceptar que el camino trazado en un papel no es la verdad absoluta y que hay que estar dispuesto a dejar el ego a un lado y aceptar trabajos que en un principio no tenías contemplados.
Todo esto sin olvidar la esencia del proyecto que en el caso de Proyecto DMDR es la carpintería de aprovechamiento.
Proyecto DMDR